Colombia es un país que ha contado su historia a través de sus tradiciones,
siendo su gastronomía un claro ejemplo de ello.
Desde el extremo norte limitando con el Océano Atlántico, pasando por lo
páramos que brinda la Cordillera de los Andes o las llanuras de la región
Orinoquia, llegando finalmente hasta el sur territorio y limitando con los
países que en su momento pertenecieron a un solo imperio; las tradiciones
culinarias de Colombia reúnen características únicas de nuestra riqueza cultural
y nuestra biodiversidad.
A lo largo de los años ha existido la duda sobre cuál es el plato más
representativo de la gastronomía nacional, cuando la verdad es que esto no se
puede determinar, porque a la cocina nocional no es posible compararla entre
sí misma. Hay una gran cantidad de platos emblemáticos de cada región que
han trascendido a lo largo de la historia, desde el auténtico de cocido
boyacense, pasando por cholado valluno, el chorizo con arepa de Santa Rosa,
el tamal tolimense, el ajiaco santafereño, el mote de queso costeño o la arepa
de huevo y llegando a la picada bogotana. Todos estos y muchos más son productos
con atributos únicos de cada lugar, y cada uno de ellos es parte de nuestro
patrimonio inmaterial.
La misión para cada uno de nosotros es la de enaltecer y apropiarnos de cada
una de estas variedades gastronómicas como una sola; entender que para
darla a conocer más y ser potencias en Latinoamérica, no puede seguir
existiendo ese marcado regionalismo, cuando en realidad se tiene que hablar
de “La cocina colombiana para el mundo”.
Cada uno de nosotros puede aportar a esta apropiación cultural mediante la
preservación y difusión de estas tradiciones, ya sea por medio de la influencia
social, desde la misma academia y sus modelos educativos, o con investigaciones
y avances tecnológicos y científicos que permitan preservar, transmitir e
innovar en la gastronomía colombiana.